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9:30–13:30
Descubre las experiencias reales de nuestros clientes con Matias Ros Mobiliario. Lee opiniones verificadas y valoraciones de otros compradores que han confiado en nosotros para amueblar su hogar.
Hemos amueblado un piso en ibiza con ellos y ha sido increíble todo el trabajo que han hecho. Nos ayudaron a diseñar cada estancia mediante renders, y aquí en el piso han hecho un trabajo excepcional, cuidando cada detalle y preocupándose de que todo estuviera perfecto. Hemos pasado de estancias completamente en blanco a estos espacios tan bonitos y acogedores. 100% recomendado.
Experiencia insuperable. Un gran equipo de profesionales que han amueblado el piso en Ibiza en tiempo récord y con una precisión digna de mencionar. Sobresaliente en todo, desde la gerencia y equipo de diseño hasta los montadores.
Hemos hecho varias compras en esta tienda y todo muy bien. Llegamos a encargar un sillón con una tapicería especial y nos lo resolvieron sin problemas. Fácil accesibilidad y buen servicio
Me han acompañado y asesorado magníficamente durante todo el proceso para renovar dormitorio y salón. Han convertido mis requerimientos e ideas en realidad. Realmente aportan ideas y soluciones muy funcionales al los proyectos. Estoy verdaderamente satisfecha con el resultado y la calidad de los muebles. Excelente equipo comercial y de montaje.
Fuimos recomendados por unos amigos y ya desde fuera quedamos asombrados por la exposición que tienen. Estamos muy agradecidos por el trato recibido y encantados con el asesoramiento y por las calidad de los muebles. Los montadores muy profesionales. Nos quedan más estancias en casa por amueblar así que sin duda volveremos.
Mi madre ha sido clienta habitual de Matias Ros, comprando tanto en la tienda de San Javier como en la de Santiago de la Ribera, donde siempre ha recibido una atención excelente. Sin embargo, lo que vivimos ayer en San Javier fue muy decepcionante. Acompañé a mi madre a elegir un tipo de mueble, y la vendedora nos trató de manera muy poco profesional y falta de interés. Lo que colmó el vaso fue que, cuando mi madre pidió una cosa, la actitud de la vendedora empeoró aún más, poniendo malas caras. El trato fue tan incómodo que acabé diciéndole: “Mamá, vámonos”. No solo han perdido a una clienta de años, sino también a mí. Es una lástima ver cómo ha caído la calidad del servicio en un lugar donde solíamos confiar.